Lección 3 Honra tu pasado.
Lección 3 Honra tu pasado.
"Cuando el miedo te paralice, toma una pausa y vuelve a reiniciar que solo es cuestión de parar y observar bien aquello que te puede dar temor, es comprender la realidad de lo que vivimos y de donde estábamos y ahora ver, adonde vamos con mayor firmeza y mas valor de cada paso que damos"
Evangelina Avalos Fernández.
<< Pensar en las cosas que desearías que nunca te hubieran sucedido en realidad impide que las cosas que deseas entren en tu vida<<
como señalo el pensador de la antigüedad Euripides: << En la peor de las fortunas se encuentran las mejores oportunidades de realizar un cambio feliz<<
si has sufrido mas dificultades de las corrientes en la vida tal vez sea porque se te esta preparando para algún propósito mas importante que requiere que estés mas preparado, que tengas la habilidad de observar mas detalladamente y que de esta forma veamos el camino que transitaremos como una oportunidad de crecimiento constante y no como una eterna lamentación.
<<La gente feliz con frecuencia ha experimentado tanta adversidad como quienes son infelices<<
hay algo que debemos de comprender y es algo burdo y hasta un poco doloroso de asimilar- Si has fracasado mas que otros, es muy posible que estés disfrutando de una vida mas plena que otros-
Veamos esta analogía de Jorge Bucay..
ANIMARSE A VOLAR
..
Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
-Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, opino que sería penoso
que te limitaras a caminar teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.
-Pero yo no sé volar – contestó el hijo.
-Ven – dijo el padre.
Lo tomó de la mano y caminando lo llevó al borde del abismo en la montaña.
-Ves hijo, este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Sólo debes pararte aquí, respirar profundo, y saltar al
abismo. Una vez en el aire extenderás las alas y volarás...
El hijo dudó.
-¿Y si me caigo?
-Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que harán más fuerte para el siguiente intento –contestó
el padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente dijeron:
-¿Estás loco?
-¿Para qué?
-Tu padre está delirando...
-¿Qué vas a buscar volando?
-¿Por qué no te dejas de pavadas?
-Y además, ¿quién necesita?
Los más lúcidos también sentían miedo:
-¿Será cierto?
-¿No será peligroso?
-¿Por qué no empiezas despacio?
-En todo casa, prueba tirarte desde una escalera.
-...O desde la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían.
Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó...
Desplegó sus alas.
Las agitó en el aire con todas sus fuerzas... pero igual... se precipitó a tierra...
Con un gran chichón en la frente se cruzó con su padre:
-¡Me mentiste! No puedo volar. Probé, y ¡mira el golpe que me di!. No soy como tú. Mis alas son de adorno... –
lloriqueó.
-Hijo mío – dijo el padre – Para volar hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se
desplieguen.
Es como tirarse en un paracaídas... necesitas cierta altura antes de saltar.
Para aprender a volar siempre hay que empezar corriendo un riesgo.
Si uno quiere correr riesgos, lo mejor será resignarse y seguir caminando como siempre.
Una lección que será dura de comprender o de asimilar- Es mejor mediante la audacia, correr el riesgo dé vernos expuestos a la mitad de los males que anticipamos que permanecer en una cobarde apatía por miedo a lo que pudiera suceder en una cobarde apatía por miedo a lo que pudiera suceder-
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